Dinosaurios pocas pulgas
¿Te habías imaginado un dinosaurio rascándose por pulgas? Ahora podemos hacerlo gracias al
hallazgo reciente de unos fósiles en China. A la fecha se conocen las
relaciones parasitarias de los insectos con aves o mamíferos modernos. Además
se contaba con fósiles, conservados en ámbar, de un piojo y pulgas que vivieron
en el Eoceno y el Oligoceno. Y aunque son sorprendentemente similares a los
taxones de pulgas y piojos modernos, la poca información de lo que ocurrió en
la era de los dinosaurios ha quedado dispersa.
La nueva
investigación ofrece una rara pero tentadora visión de cómo pudieron ser los
insectos del Cretácico y Jurásico. Resulta que estos insectos, similares a las
pulgas modernas, eran 10 veces más grandes a las pulgas que conocemos, esto es
entre 1 y 2 cm. Tenían cuerpos planos, como el de una chinche o el de una
garrapata, y largas garras que les permitían aferrarse con fuerza mientras
chupaban la sangre de un dinosaurio. Tal vez la característica más
impresionante sea su larga y aserrada probóscide, mayor en la hembra que en el
macho. ¿Te imaginas su picadura? Sería lo que a nosotros un pinchazo de una
aguja hipodérmica actual.
Por las características de los insectos encontrados en los
fósiles, los científicos sugieren que
sus presas fueron algunas de los animales más grandes de la época, es decir los
dinosaurios, de los que podrían haberse alimentado a través de las porciones de
piel más blanda, existentes entre las escamas.
Con esta investigación queda de manifiesto la magnitud de
las picaduras de los antiguos insectos que existieron en tiempos de los
dinosaurios y que se nutrían de ellos.
Se desconoce hasta qué punto esos insectos causaron daños a los
dinosaurios. Puede suponerse que no representaran una gran amenaza. A menos
que, como en fechas recientes, hayan actuado como vectores de enfermedades
graves.